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Hubo un tiempo en que apenas había vehículos a motor. El único ruido que había en las calles era el de los niños jugando y las carreteras eran simples caminos vecinales asfaltados o simplemente señalizados. En nuestra querida Grajera queda un peqeñísimo resto de ese pasado. Un puente sobre uno de los barrancos que caían en fuerte desnivel del monte a lo que hoy es el pantano.
El acceso al puente es muy sencillo. Subimos el alto de la Grajera por la A-12 y nos salimos en la zona del restaurante y de la gasolinera, justo en la cima del alto. Desde aquí vamos por el camino en dirección a Logroño y llegamos al bosque. Al llegar al bosque el camino gira a la izquierda, pero nosotros seguimos por al senda, todo recto y teniendo la autovía a nuestra derecha y debajo nuestro. Hacemos una bajada con fuerte pendiente y seguimos por la senda, encontrando los primeros restos de la antigua carretera, trozos de asfalto y sobre todo, esta preciosa señal, símbolo de otros tiempos.
Se puede acceder al barranco y pasar por debajo del puente, y hacer un pequeño paseo por las empinadas laderas del monte. Es una zona especial. Estamos sobre una edificación totalmente olvidada, a unos pocos metros de la autovía, y sin embargo completamente solos.... ¿ o no es así?
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